Por Jorge Manrique Grisales
Temprano, cuando la plaza aún no se había llenado, Francisco José Lloreda Mera, más conocido como “Kico” Lloreda, trepó con destreza, a pesar de usar bastón, las gradas del tendido seis. No lo hizo por el sitio demarcado para las escalas, sino que a zancada limpia buscó su lugar en la fila 21 y allí tomó lugar al lado de algunos miembros de su familia. Poco a poco aparecieron conocidos que desde filas más abajo, incluso desde la barrera, lo reconocieron. Algunos treparon para saludarlo de abrazo. Llamó al vendedor de maní y compró algunos cucuruchos que repartió entre sus acompañantes.
Cerca de las cuatro de la tarde, “Kico” Lloreda se puso de pie y descendió algunas filas para ir al encuentro del presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Jaime Alberto Cabal, con quien se saludó efusivamente. Más tarde reconocería en la barrera de sombra a Cristian Garcés, el congresista que defiende la continuidad de las corridas de toros en Colombia. En el escenario, ahora llamado Arena Cañaveralejo por cosas del mercadeo, esperaba que el presidente ordenara el inicio del festejo. Eran las 4:13 de la tarde cuando el público comenzó con el estribillo que se hizo famoso desde el partido entre Colombia y Brasil en el Metropolitano de Barranquilla: “¡Fuera Petro!”, “¡Fuera Petro!”, “¡Fuera Petro!” Enseguida la banda interpretó el himno nacional y el himno al Valle del Cauca.
Antes de tomar nuevamente asiento, el exministro y excandidato a la alcaldía de Cali en tres ocasiones, señaló a uno de sus hijos un cojín de alguien tres filas adelante que tenía grabada el facsímil de una primera página del diario El País, de Cali, en la que resaltaba un titular: “La casa editorial El País celebra con sus anunciantes”. La historia de su familia pasó en fracciones de segundo por su cabeza: Las luchas de su abuelo, el empresario Álvaro Lloreda quien fundó el periódico para defender su gestión como alcalde, interrumpida por una decisión de su propio partido, el Conservador, por allá en 1949. También recordó a su padre Rodrigo Lloreda, exministro, exgobernador del Valle del Cauca, excandidato presidencial y exdirector del periódico familiar. Cuando la dama dueña del cojín se sentó nuevamente en él, Lloreda Mera se vio así mismo como miembro de una familia que por siete décadas tuvo un diario, del que él también fue director, y que ahora es propiedad de un grupo económico. Demasiados recuerdos antes de que la presidencia de la plaza ordenara el desfile de las cuadrillas que actuarían esa tarde.
No fue una, ni fueron dos…
Corrida entretenida con un aforo de tres cuartos de plaza. La gente se divertía con la movilidad de unos toros con cara de novillos que empujaban en el tercio de varas y perseguían banderilleros. Luego de la muerte del tercero, el público, que pedía música aún sin que se hubieran iniciado las faenas, exigió a rabiar la segunda oreja para el español Emilio de Justo. Dos damas que tenían sus asientos en barrera, subieron exultantes hasta la fila 21 y después de celebrar el buen suceso, se acomodaron en la fila 22 detrás de su amigo “Kico” Lloreda. En el lapso de la corrida fueron llegando más conocidos a la fila 21, algunos de ellos jóvenes, conocidos de los hijos del exministro, eso sí con celular en mano y sonrisas de selfie. Muchas fotos y un chateo intenso se vivió en las inmediaciones de esa fila 21.
Pero la locura se desató con el quinto toro lidiado por el también español Alejandro Talavante que resolvió inteligentemente la ecuación toro+torero+público=indulto. Apareció el pañuelo amarillo en el antepecho de la presidencia y todo fue fiesta cuando el toro regresó vivo a los corrales. La gente celebraba y algunos hasta se abrazaban. En medio del jolgorio arrancó de nuevo el coro: “¡Fuera Petro!”, “¡Fuera Petro!”, “¡Fuera Petro!”
Al caer la noche y luego que doblara el último toro de Vistahermosa, empezó otra vez el consabido “¡Fuera Petro!”, “¡Fuera Petro!”, “¡Fuera Petro!” con el que el público salió de la plaza. “Cada uno volvió a ser cada cual” como dice la canción fiesta interpretada por Joan Manuel Serrat. Por una tarde, en un mismo lugar, los estigmatizados taurinos vivieron su fiesta, esa de la que al día siguiente Petro se rio en su cuenta de X a sabiendas que su venganza social, económica y política contra esa casta caleña que asiste a la Arena Cañaveralejo no está completa, pues a ese día, 28 de diciembre de 2023, se seguían dando corridas allí, donde Francisco José Lloreda Mera saludó, se tomó fotos, grabó en su celular las protestas contra un presidente lejano y también se divirtió, todo desde la fila 21.